El juez las condenó a muerte, pero nosotros decimos ¡NO!
Un centenar de activistas acudimos a la llamada de auxilio de La Manada Cántabra y conseguimos que el camión que quería mandar las vacas al matadero diera marcha atrás y se fuera por donde vino, vacío.
Soy Silvia Barquero, si me tengo que describir te diría que soy activista por los derechos de los animales, la causa a la que he dedicado toda mi vida, en cuerpo y alma, y el motivo de mi existencia.
Ayer fue un buen día. Ayer acompañamos a la gente de La Manada Cántabra en un momento crucial para las vidas de las vacas que llevan cuidando desde hace tres años. Ayer, al menos ayer, conseguimos que el camión que quería llevárselas al matadero diera marcha atrás y se fuera por donde vino, vacío.
Todavía era de noche cuando las puertas de la finca donde se encuentran las cinco vacas se empezaba a llenar de personas conocidas, otras a las que tuve oportunidad de conocer, de nervios pero también de alegría por la cantidad de gente que se reunió en la puerta, con la determinación de evitar que se llevaran a las vacas al matadero.
La historia viene de atrás. Llevo en contacto con Patricia, la fundadora de La Manada Cántabra, ayudándola desde el momento en que me enteré de que se habían hecho cargo de unas vacas incautadas por la Guardia Civil al ganadero que las maltrataba. Esto fue hace tres años. Las vacas se encontraban en un estado lamentable, tan delgadas que daba pena verlas, viviendo encerradas entre excrementos. Durante este tiempo me consta la dedicación, cuidados y atención de la gente de La Manada, que ha conseguido que las vacas, tal y como las vi con mis propios ojos ayer, estén lustrosas, bien alimentadas, felices, saltando y jugando en campo abierto.
Escribo esto mientras sigo en vilo las noticias que nos llegan desde Cantabria, porque los próximos días serán cruciales.
Si es necesario, yo estoy dispuesta a volver a apoyar y a demostrar que nos tomamos muy en serio la defensa de los animales ante las injusticias. Y es que la resolución del juzgado no se puede llamar justa. Unas vacas que han sido cuidadas, atendidas con todo el mimo y dedicación que les había sido negada, no pueden terminar sus días en el matadero, convertidas en filetes. No concibo un final tan terrible para ningún animal.
Este es el estado actual de las vacas recuperadas por los cuidados recibidos por La Manada Cántabra ↓↓
Así que de momento celebraré que las vacas están vivas un día más. Espero que podamos alcanzar una solución definitiva y celebrar el caso de estas cinco vacas como un ejemplo de éxito de la unión y la acción de activistas coordinados con la mejor de las intenciones, con la empatía, el respeto y la justicia como bandera.
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Porque no podemos permitir que la justicia les falle a estas cinco vacas.
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